martes, 30 de abril de 2013

Derecho a la no repetición



Muchas veces veremos y leeremos que los Derechos Humanos tienen puntos de inflexión muy claros a lo largo de la historia. La Revolución Francesa, es uno de estos grandes ejemplos. Todos y todas sabemos las causas; la miseria, el hambre, el desempleo... todo ello frente a la pomposidad en extremo de sus gobernantes y monarcas. Hambre e Injusticia, los dos grandes promotores de la rabia, el odio, la ira… la revolución fue un plato servido a la carta.
No obstante, fruto de esa revolución surge una Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano. Mucho es de criticar a esta declaración, desde la exclusión de las mujeres de tal documento (en este sentido, valga todo mi reconocimiento a la olvidada figura de Olympe de Gouges) así como de cualquier persona que no fuera varón, blanco, propietario, francés.

Otro de los grandes hitos que apresuraron un tipo de protección, esta vez internacional, de los derechos humanos fue la II Guerra Mundial. No olvidemos que la Declaración Universal de Derechos Humanos se firmó en 1948, tras dos guerras mundiales,  donde la destrucción, masacre, genocidio, muerte y dolor fueron las protagonistas. Ante una situación de tal desgarramiento había que hacer algo, era imperativo impedir la repetición de estos hechos. La Declaración, si bien no se constituyó en documento obligatorio, marcó un antes y un después en la historia de los derechos humanos (pues además fue la primera vez que se hablaba de “derechos humanos” en una declaración, algo que debemos agradecer a  Eleanor Roosevelt –única mujer entre la comisión de redacción-, pues de otro modo, hubiese seguido la misma nomenclatura masculina francesa).
La cuestión a la que me deriva toda esta larguísima introducción es que a través de la historia se han tenido que suceder gravísimas situaciones, tales como la muerte, destrucción, masacres, crímenes de lesa humanidad para que esa misma humanidad decidiese hacer algo al respecto. Hay elementos en común, puntos de encuentro respecto a estas atrocidades: todas ellas han sido visibles a gran escala; los medios de comunicación y las artes han hecho y hacen cientos de referencias directas e indirectas; todas ellas se producen entre los actuales “países desarrollados”; éstos mismos han desarrollado mecanismos para que nadie olvide; las masacres, la violencia, si bien se ensañó con algunos grupos, tenía un carácter generalizado y estructural; pero lo más importante era que se afectó el bien más preciado, aquello por lo que todos y todas luchamos, la vida.
Desde aquella fecha en adelante comenzó a instaurarse un modelo capitalista o comunista en practicamente la gran mayoria de paises a nivel mundial. La relación entre unos hechos y otros realmente me desconcierta. La línea temporal que empieza en guerra y termina en modelo capitalista o comunista es una línea muy habitual, sobre todo en los proveedores de armas y dueños de consultorías de reconstrucción de paz, que paradójicamente suelen ser paisanos cuando no familia.
Pero sin querer desviarme del tema (algo muy habitual en mí),  digamos que el modelo capitalista desde sus inicios, ha traído ¿Cuántas? ¿10 crisis económicas entre las regionales y las mundiales?. Habiendo estudiado economía esto debería saberlo al dedillo y mi argumento de defensa estrella de haber tenido una educación económica puramente neoliberal,  no me salva de mi despiste esta vez.
En cualquier caso, lo que trato de reflejar es un modelo cíclico, de esos que pase lo que pase, siempre llegara algún momento en que estarás mal. Bueno, estarás mal tú o yo, ciudadana o ciudadano de clase media, baja (o como quieras ubicarte), la cosa es que entres en el margen de los que cuidan intensivamente los gastos a fin de mes. Porque los y las orquestantes del ciclo, así como aquellos que acaban jugando con él a modo de hulahop, seguirán viviendo como si nada pasara, como una Maria Antonietta en su palacio.
Y ahora bien, sin querer hacer una comparación entre la II Guerra Mundial y la situación de crisis por la que estamos pasando ahora (por ejemplo, en España), si hay elementos que podemos resaltar.  
Veamos, hemos dicho que todas ellas eran visibles a gran escala. Tal vez en estos tiempos ya sea más y más visible lo que está pasando porque cada vez es una cuestión más generalizada. No obstante, dependemos de los medios de comunicación en muchos casos para esta visibilizacion… en ese sentido, las redes sociales nos han echado una gran mano… no se puede decir lo mismo de determinados canales de televisión. Las artes han hecho referencia y han apoyado otra clase de sistema, por supuesto, si bien los fondos son tan limitados como el trabajo y en la gran mayoría de los casos la migración forzada  (porque así es como debe llamarse y no de otra manera) en este sector es la que prima.
La crisis mundial no solo afecta a los países desarrollados sino que precisamente es costumbre del “Norte” lidiar con las crisis a través de distintas estrategias de recuperación en base al “Sur”: Como ya dije, establecimiento de guerras y toda la logística que implica, reconstrucción postconflicto en el “Sur” a través de empresas del “Norte”, dolarización de países, extracción de recursos naturales del Sur para su traslado al Norte, Transnacionales que explotan a seres humanos, Acuerdos de Libre Comercio que entrañan condiciones detestables… tantas y tantas practicas desdeñables que nos enseñan, no nos equivoquemos, desde la Facultad.
Muy bien, ya tenemos que se trata de un fenómeno visible a escala general, con mayor y mayor generalización, que afecta a todos los países, con independencia de su geografía.  ¿Por qué este círculo vicioso no deja de producirse? ¿Por qué no existen mecanismos de no repetición? ¿Por qué tenemos que esperar a que situaciones tan extremas sucedan para garantizar que algo no se repita?
Varios son los motivos, al menos desde mi punto de vista:
En primer lugar, no tenemos mecanismos de recuperación de memoria en las crisis. En general nuestra memoria política y más aún económica es mala, muy mala. ¿Por qué? ¿Es que acaso se trata de algún tipo de secuela psicológica donde queremos olvidar las penurias del pasado y simplemente seguir adelante? ¿O es que se trata de una cuestión de negación de la realidad, donde nunca creemos que estamos tan mal como, en realidad, estamos?
MI pregunta acá es, ¿Cómo es que han pasado tantas crisis económicas y financieras, donde mucha gente ha pasado calamidades, verdaderos dramas humanos, y no hay institución alguna que se encargue de recordarnos que nosotros somos los que debemos controlar al gobierno en su arbitrario ejercicio de poder económico? ¿Por qué no existe institución que nos recuerde a través de una gran contraloría que nosotros y nosotras somos los que debemos impedir el uso y el abuso?
Nosotros y nosotras debemos participar en la comunidad. Más que un deber de ideología comunitaria o republicana, es una necesidad de supervivencia. Nos lo han dejado claro, muy claro. No podemos fiarnos de un Estado o un sistema así. Y no es una cuestión que deba acarrear odio o animadversión por parte de nadie, debería simplemente ser un mecanismo de control ciudadano tan inserto en nosotros y nosotras que su inexistencia nos resultase antinatural.
El segundo punto es el que creo más importante y cuya diferencia marca todo.
En las Guerras Mundiales lo que perdimos fueron cientos de miles de vidas. Innegable, atroz. Hoy en día, al menos producto de las crisis económicas financieras, estamos atendiendo, al menos en España, a una pérdida de vida “por goteo”.
En el primer caso estamos ante una pérdida de vida (directa, irretroactiva), en el segundo, la vida se va configurando como una amarga agonía que se acrecienta día a día. Levantarse y no tener trabajo, tener familia a la que sacar adelante, hijos e hijas con una educación limitada o al menos, en riesgo, miedo y angustia de no enfermarse (por si hubiese que pagar), abuelos y abuelas en casa (no queda otra opción), familiares dependientes más dependientes que nunca, hipotecas sofocantes basadas en engaños y fraudes… Los salarios no suben, bajan… los alimentos no bajan, suben… Tal vez el aguantar y aguantar dia tras dia responda a la esperanza de que las cosas cambiarán... es cierto, pueden cambiar... y pueden volver a cambiar...
Particularmente, en España, hemos visto trágicos suicidios ante las deudas, ante las hipotecas, ante la impotencia de no poder hacer frente económicamente. El gobierno pareció reaccionar en un primer momento al aprobar la ILP presentada por la Plataforma Antidesahucios. Lamentablemente, las muertes parecen ya muy lejanas tanto así como su intención de ayudar a los que más lo necesitan.
Y así,  en el Palacio de Versailles, donde anidan partidos e ibex35, nada ocurre, nada pasa…. La vida es un juego, un circo de marionetas donde la extrema abundancia y la risa ante el peuble es la tónica general. Si algo llegara a suceder, tres opciones: inculpar al antecesor, inyeccion de esperanza populista y explotacion a los mas vulnerables en el extranjero….
¿Cuál es la diferencia entre el s. XVIII y lo que pasa hoy en día? ¿Por qué no se crean los mecanismos para una NO REPETICION como ocurrió tras la II Guerra Mundial? ¿Por qué no valoramos nuestra vida estando “con vida”? ¿Por qué no se levanta la masa en bloque, cual revolución?
Alguien podría decir que hemos aprendido de los errores y ahora queremos buscar métodos democráticos y pacíficos. Lo entiendo, lo comparto. Ahora bien, Nosotros y nosotras hemos aprendido de nuestros errores, pero ¿lo han hecho ellos?